La falta de coordinación en la transición y el caos en el Pentágono podrían dejar a EE.UU. vulnerable a las amenazas a la seguridad nacional
La negativa del presidente Donald Trump a reconocer la derrota ante el presidente electo Joe Biden y garantizarle acceso a los informes diarios de la Presidencia, o a cualquier otro material clasificado, tiene serias implicaciones para la seguridad nacional que podrían obstaculizar la capacidad de la administración entrante para hacer frente a las amenazas desde el primer día.
Si bien Biden ha minimizado la necesidad de obtener informes clasificados por ahora, expertos en seguridad nacional advierten que la obstrucción continua por parte de la administración Trump podría tener consecuencias duraderas. Y que potencialmente podría dejar a Estados Unidos vulnerable durante la transición, un período en el que los adversarios históricamente han buscado aumentar las tensiones.
Éxodo en defensa
La situación se ve agravada por el reciente éxodo de varios de los funcionarios de mayor rango de Defensa, muchos de los cuales fueron reemplazados por personas percibidas como leales al presidente. Desde el lunes, cuatro funcionarios civiles de rango alto fueron despedidos o renunciaron. La cifra incluye al secretario de Defensa, Mark Esper, su jefe de personal y los principales funcionarios que supervisan las políticas y la inteligencia.
Al mismo tiempo, la Dirección de Inteligencia Nacional se negó a involucrarse con el equipo de Biden, cortando lo que normalmente sería un recurso de seguridad nacional crucial para el presidente electo. Todo esto hace que garantizar la continuidad del gobierno sea mucho más difícil para la administración entrante de Biden. Y podría generar brechas en la forma en que se transmite la inteligencia crucial sobre todos los temas, desde puntos geográficos conflictivos y amenazas de seguridad cibernética hasta el estado de las negociaciones con los talibanes y Corea del Norte.
«Quieres conocer el estado de cuestiones de todo el mundo, como el estado de las negociaciones, las discusiones sobre los acuerdos de libre comercio, los posibles focos de tensión, las conversaciones con los aliados sobre cómo lidiar con las amenazas comunes, las amenazas hechas por adversarios y los mecanismos detrás de escena para contrarrestar esas amenazas», dijo David Priess, exfuncionario de Inteligencia de la CIA y el Departamento de Estado. Priess estuvo encargado de proporcionar informes clasificados a los presidentes Bill Clinton y George W. Bush.
«Tener una transición retrasada u obstruida se interpone en el camino de todo eso», agregó Priess.
Lo que dicen al respecto los senadores
El senador republicano de Oklahoma James Lankford dijo el miércoles que intervendrá si para el viernes la administración Trump aún no permite que Biden acceda a los informes de Inteligencia.
«No hay pérdida en que él reciba los informes y pueda hacer eso», dijo Lankford a la estación de radio KRMG. Y señaló que forma parte de la Comisión de Supervisión del Senado y que ya comenzó a participar en el asunto.
Cuando se le preguntó a principios de esta semana si se debería permitir que Biden comience a recibir los informes diarios de la Presidencia, el senador republicano Marco Rubio, presidente en funciones de la Comisión de Inteligencia del Senado, dijo a los periodistas: «No creo que perjudique de ninguna manera los reclamos legales del presidente que comience el trabajo de transición por si acaso».
El senador de Iowa Chuck Grassley, quien como presidente pro tempore es el republicano de mayor antigüedad en el Senado, le dijo a CNN el jueves que Biden debería tener acceso a los informes clasificados para prepararse para la transición.
«Creo que –especialmente sobre los informes clasificados– la respuesta es sí», dijo Grassley.
El antecedente de la transición de George W. Bush
La necesidad de que una administración entrante empiece a trabajar sobre temas de seguridad nacional es tan importante que los informes de Inteligencia clasificados comienzan meses antes de que se decidan las elecciones presidenciales. Después de las elecciones del 2000, cuando el resultado estuvo en duda durante más de un mes después de la votación, la administración saliente del presidente Bill Clinton comenzó a entregar informes de Inteligencia a George W. Bush antes de que fuera declarado ganador oficialmente. (El vicepresidente Al Gore ya tenía acceso a esos informes dado su cargo).
El Informe de la Comisión del 11-S encontró que la disputa sobre las elecciones de 2000, que redujo a la mitad el período de transición normal, «obstaculizó a la nueva administración a la hora de identificar, reclutar, autorizar y obtener la confirmación del Senado de los nombramientos clave».
Aún no se toca el botón de pánico
Como candidato, durante la campaña de este año Biden y su equipo recibieron informes de Inteligencia de estrategia general. También actualizaciones específicas sobre amenazas a la elección. Todo eso se detuvo una vez que ganó Biden. Tradicionalmente, el presidente electo comenzaría a recibir inmediatamente los mismos informes clasificados que el presidente. Por el momento, Biden y su equipo de transición no han hecho sonar las alarmas. Pero si la situación continúa, los expertos dicen que podría ser problemático.
«No creo que nadie esté presionando el botón del pánico todavía», dijo el contralmirante retirado John Kirby. Kirby es analista militar y diplomático de CNN, y fue subsecretario de Estado bajo el Gobierno del presidente Obama. «Pero si todavía tenemos esta conversación en la primera semana de enero, entonces es una situación mucho más precaria, particularmente a medida que se acerque el momento en que entre gente nueva en el cargo que no ha conocido el material clasificado».
La advertencia del FBI
El propio Trump se benefició de una transición fluida desde la administración Obama, que le otorgó a su equipo de transición acceso total a información clasificada y a los informes diarios de la Presidencia. Trump a menudo relata la advertencia que Obama le hizo poco después de ganar las elecciones de 2016 de que el mayor problema que enfrentaba el mundo en ese momento era Corea del Norte.
Si bien Biden ha dejado en claro que su prioridad como presidente será abordar la pandemia de coronavirus, abundan las amenazas externas a la seguridad.
Antes de las elecciones, el FBI y el Departamento de Seguridad Nacional habían advertido que los adversarios extranjeros podrían aprovechar cualquier incertidumbre después del 3 de noviembre para socavar los resultados de las elecciones. Rusia continúa llevando a cabo una campaña cibernética amplia entre una variedad de sectores y gobiernos locales. Ellos, junto con China, han apuntado a las instalaciones médicas estadounidenses que trabajan en vacunas contra el covid-19.
Abundan las amenazas extranjeras
El mes pasado, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, advirtió que el mundo vive «a la sombra de una catástrofe nuclear» alimentada por la creciente desconfianza y tensiones entre las potencias nucleares. Esto se produce en medio de la escalada de disputas entre la administración Trump y China. Así como en el marco de las difíciles relaciones entre Estados Unidos y Rusia.
La India y Pakistán, que tienen armas nucleares, pelean por Cachemira. Y la India acaba de tener una escaramuza fronteriza con China. Las conversaciones para desnuclearizar Corea del Norte fracasaron. Y las reservas de uranio enriquecido de Irán continúan creciendo. Ahora se encuentran más de 12 veces por encima del límite establecido en el acuerdo nuclear de 2015 con las potencias mundiales, según la Agencia Internacional de Energía Atómica.
La actual crisis política y económica de Venezuela ha dado lugar a la peor crisis humanitaria de la historia en el hemisferio occidental, después de que los esfuerzos de la administración Trump para instigar el cambio en el país fracasaron.
Además, actualmente hay miles de tropas estadounidenses desplegadas en Afganistán y otros lugares del mundo. Y los funcionarios de Defensa entrantes necesitan tiempo suficiente para ponerse al día en las diversas misiones.
El ‘caos de personal en el Pentágono’ es ‘preocupante’, dice experto
Y con las amenazas y vulnerabilidades en constante cambio en el área cibernética, es imperativo que la administración entrante esté bien preparada para enfrentar ese desafío.
«Todo el caos de personal en el Pentágono, combinado con la negativa del equipo de Trump a informar a Biden, es preocupante. Además de ser una violación flagrante de las normas», dijo John Glaser, director de estudios de política exterior del Instituto Cato.
«La verdadera amenaza, para ser franco, no proviene del extranjero. La amenaza mucho más presente para los estadounidenses y sus tradiciones políticas e institucionales es la que enfrentan a nivel nacional», agregó Glaser, al señalar las disputas políticas que han desviado el discurso político productivo. «Esa es una amenaza mucho mayor que cualquier cosa que China, Rusia, ISIS o al-Qaeda puedan hacernos en la próxima administración».
Vulnerabilidad durante la transición
Expertos señalan que con sus décadas de servicio gubernamental –gran parte del cual ha estado impregnado de política exterior– Biden está bien posicionado para tomar las riendas de los problemas en todos los ámbitos, incluso con poca preparación. Lo que genera preocupación es una crisis imprevista que suceda entre ahora y el día de la inauguración.
Cuando eres presidente electo, «ya no es teórico», dice Robert Cardillo, exinformante de Inteligencia y director de la agencia bajo el Gobierno del presidente Obama. Se dice que él podría ocupar un puesto de alto nivel en la administración de Biden.
«Tienes que estar listo para el problema A de Corea del Norte o el problema B de Irán», agregó. «Algo llegará a un punto crítico esta primavera y tienes que empezar a pensar qué es», agregó.
Además de lo sucedido en el Pentágono, posible despido en la CIA
La posibilidad de que Trump despida abruptamente a la directora de la CIA, Gina Haspel, sin una transición fluida con el sucesor hace aumentar los temores.
«¿Qué pasa si China elige ese momento para invadir Taiwán y no tienes un director de la CIA porque la despidió?», dijo un exfuncionario de alto rango de la CIA que habló con CNN bajo condición de anonimato. «¿Despedirla sería parte del cálculo de China? Esa es la razón por la que no lo haces», agregó.
«Quieres esperar hasta que Biden diga «este es el director de la CIA que voy a designar» y esta persona y Haspel empiecen a hablar», dijo.
Algunos exfuncionarios de Inteligencia dijeron a CNN que están especialmente preocupados por el tipo de persona con la que Trump podría reemplazar a Haspel si de hecho la despide durante la transición.
«Un nuevo jefe de la CIA sumamente partidista sería visto con gran sospecha en las capitales extranjeras, lo que haría que nuestras asociaciones de enlace sean casi impotentes hasta la próxima administración «, dijo Marc Polymeropoulos, exagente de la CIA que supervisó las operaciones en Europa y Rusia antes de retirarse el verano pasado. «En pocas palabras, eso pone a Estados Unidos en un gran riesgo», agregó.
(Créditos: CNN)