Plebiscito en Chile: las 5 comunas (de un total de 346) que rechazaron cambiar la Constitución heredada de Augusto Pinochet
Con fuegos artificiales, banderas y la ilusión de un nuevo comienzo, decenas de miles de chilenos celebraron en las calles los resultados del histórico plebiscito celebrado este domingo 25 de octubre.
La opción por el «Apruebo», que permitirá reformar la Constitución heredada del gobierno de facto de Augusto Pinochet, se impuso por una abrumadora mayoría de casi el 80%.
Pero en cinco de las 346 comunas del país, el sentimiento mayoritario no debió ser de alegría, pues ahí fueron más los que votaron por mantener el status quo.
Estas fueron las comunas de Vitacura, Las Condes y Lo Barnechea -todas en la región Metropolitana de Santiago-, Colchane (Tarapacá) y La Antártica (Magallanes).
Pero, ¿qué tienen en común las cinco comunas donde ganó el «Rechazo»?
«De las cinco, hay dos que son bien particulares», le dice a BBC Mundo Carmen Le Foulon, investigadora del Centro de Estudios Políticos.
«La Antártica es una base científica [con presencia del ejército] y el número de votos son muy poquitos: votaron 31 personas. Colchane es limítrofe con Bolivia y también es pequeña (tuvo 505 votos)», dice Le Foulon.
Las otras tres, sin embargo, son mucho más significativas, coinciden los expertos consultados por BBC Mundo.
Riqueza y educación
Para empezar, Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea pertenecen a la región metropolitana de Santiago, la capital.
Concentran entre ellas a más de 400.000 habitantes (de un total de 7,1 millones en toda la región y 18,7 en el país) y están ubicadas una al lado de la otra en el nororiente de la ciudad.
Pero no solo esto.
«Son las que concentran la mayor riqueza y el mayor nivel educativo», le dice a BBC Mundo Rodrigo Pérez Silva, profesor asistente de la Universidad Mayor e investigador en economía urbana, entre otros temas.
«Esta votación refleja la división. No solo que el 80% del país está a favor de hacer cambios y hay un 20% que se resiste, sino que adicionalmente ese voto en contra está súper concentrado en una sola parte del país, en tres comunas de la región metropolitana, donde están el poder político, el poder económico, las élites», afirma el experto.
Con la única salvedad de que Lo Barnechea tiene en su interior grandes diferencias socioeconómicas, con sectores muy acomodados como La Dehesa y otros pobres, como el Cerro 18.
En total, estas tres comunas emitieron 166.544 votos a favor del «Rechazo», un 10,2% según los datos finales del Servicio Electoral de Chile.
«Aquí hay dos universos»
La Constitución actual de Chile fue aprobada en 1980 y para muchos está en la base de las desigualdades del país por fomentar la privatización de servicios básicos y consignar al Estado a un papel residual en proveerlos.
El triunfo del «Apruebo» es interpretado por muchos como la victoria de las demandas ciudadanas que estallaron en las protestas de octubre de 2019 y en las que se pidieron cambios estructurales y profundos en asuntos como el ejercicio de derechos sociales.
La propia convocatoria de un plebiscito fue anunciada en noviembre de 2019, tras 28 días de masivas protestas en un país con elevados índices de desigualdad.
Y en la capital, Santiago, esa inequidad se traduce en una segregación social y geográfica incontestable.
«Aquí hay dos universos. Funciona todo diferente y no se mezcla la gente. Nadie quiere hacer muchos cambios», le dice a BBC Mundo S.L., una mujer de 40 años que nació, se educó y vive en Vitacura.
En esta comuna el porcentaje de personas en hogares sin servicios básicos es del 0,5%, frente al 8,3% de media en la región de Santiago o el 14,1% en todo el país, según datos recopilados por la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile.
Si hablamos de pobreza «multidimensional» (que refleja múltiples carencias en áreas como la salud o la educación), los datos aun son más llamativos: un 3,48% frente al 20,7% de media de Chile.
Y aunque S.L. votó «Apruebo», tuvo dudas, y dice que la mayoría de su entorno social y laboral votó en contra de una nueva constitución.
«Dudé porque me puse a ver qué pasó en otros procesos constituyentes sudamericanos y ningún país quedó mejor después», explica.
«Y creo que a través de reformas constitucionales se podían haber cambiado las cosas necesarias», prosigue esta mujer, que trabaja en una plataforma de inversión privada.
Según ella, en estas comunas existe un miedo al discurso de la refundación, a «la pérdida de privilegios y a la incertidumbre», al tiempo que se vinculan los cambios con la violencia que hubo en las protestas.
«Han destruido la ciudad. Quizás fue necesario pero ahora cada vez seguimos con manifestaciones violentas, caceroleos todos los días», relata.
Para ella, lo que ve en su entorno es preocupación porque haya cambios en el régimen de «la propiedad privada y el sistema impositivo, lo que tiene que ver con las pensiones».
«No tiene tanto que ver con izquierda y derecha, sino con propiedad y riqueza», concluye.
Con esto está de acuerdo Patricio Fernández, periodista y autor de «Sobre la marcha», un libro que escribió tras observar de cerca el estallido social que comenzó en 2019.
«Esto es políticamente transversal», le dice Fernández a BBC Mundo.
«El estallido social tiene muchísimas lecturas e ingredientes, pero te diría que hay uno que es muy nítido, y que es la manifestación o ilusión de una ciudadanía que aparece y cuestiona su relación justamente con las élites, con el mundo dirigente», asegura.
Y, según Pérez Silva, los resultados del plebiscito son una «interpelación» precisamente a esa élite que se niega a perder sus privilegios para que haya una «redistribución de la riqueza, de las oportunidades, de la educación, la salud, los seguros de pensión, etcétera».
Pero para el ingeniero electrónico Andrés Camus, quien vive en Vitacura y votó «Rechazo», cambiar la Constitución «no es un tema en Chile. Nadie habla de este tema», dice.
«Estamos mucho mejor que en 1975. Somos número 1 en Latinoamérica y estamos bien, tratando de salir adelante», afirma.
Un estudio reciente llevado a cabo por el Círculo de Directores y la empresa especializada en análisis de datos Unholster entre personas consideradas como parte de la «élite» (académicos, empresarios, personajes públicos) del país concluyó que estas subestiman la brecha que hay entre sus posibilidades de desarrollo económico y humano y las de las clases media y baja.
«La élite pensaba que personas de comunas pobres o medias son portadores de seguro de salud privado, cuando no hay nada más alejado de la realidad», le dice a BBC Mundo Antonio Díaz-Araujo, gerente general Unholster.
Este patrón se vio también en temas como el valor de las propiedades o los niveles de educación.
«Y las votaciones no hacen más que ratificar que la desconexión es brutal», concluye Díaz-Araujo.
(Créditos: BBC News Mundo)